Una de las características más propias de mi país, es la forma de su territorio. Esa larga y angosta franja de tierra, que le otorga tan amplio abanico de climas y geografías. Nuestro norte, posee el desierto más árido del planeta; el de atacama. Su belleza, convierte a lugares como San Pedro o el Valle de la Luna, en destinos obligados para los visitantes que quieran apreciar el encanto de sus inhóspitos parajes, colmados de salares y geiseres.
Sobre éstas líneas, un desierto florido de belleza masculina.
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