viernes, 6 de abril de 2012

Crucifixión


No profeso ninguna religión en particular. No porque no crea en Dios o una entidad superior, sino porque considero que si bien todas las religiones dicen ser dueñas de LA VERDAD, ninguna lo es y lo único que persiguen es lucrar y controlar a la gente aprovechándose de sus temores y sus ansias de trascender.

Cuando pienso en Jesús o en cualquier otro “mensajero divino”, en sus inspiradoras vidas, sus mensajes de amor y fraternidad y lo comparo con las instituciones que se han apoderado de sus imágenes y sus palabras, me da una profunda tristeza.

Las religiones que deberían unirnos, nos separan. Nos llenan de prejuicios haciéndonos creer que aquel que no comparte nuestras ideas esta condenado, su alma no vale nada y por ende no merece siquiera existir.
Parece que viviéramos en la edad media o en tiempos de la inquisición. Donde las creencias religiosas son tomadas como estandartes de guerra. Donde se persigue hasta la muerte a quien no es “digno”, homosexuales, mujeres adúlteras, prostitutas, travestis, todo aquel considerado “pecador”. Por televisión somos testigos de verdaderas guerras santas. Que vergüenza.

Meditando sobre todo esto un viernes de Semana Santa me pregunto: ¿Valió la pena que Dios enviara a su hijo a morir en la cruz por nuestros pecados? Creo que no.

Por qué dejar que otros nos cuenten el mensaje, que un tercero se apropie de la palabra de Dios. Cada ser humano posee la sabiduría o el sentido común para distinguir lo bueno de lo malo.

Propongo que volvamos al mensaje inicial, a la verdad desnuda, sin filtros ni velos que la trastoquen.

4 comentarios:

  1. Nunca mejor dicho, aquello de la verdad desnuda. Lástima que hoy, lo que prima sea la intolerancia antes que nada. Ya lo dijo Vargas Llosa en un artículo que leí hace poco:

    “Fuimos educados desde tiempos inmemoriales en la peregrina idea de que hay una ortodoxia sexual de la que sólo se apartan los pervertidos y los locos y enfermos, y hemos venido transmitiendo ese disparate aberrante a nuestros hijos, nietos y bisnietos, ayudados por los dogmas de la religión y los códigos morales y costumbres entronizados. Tenemos miedo al sexo y nos cuesta aceptar que en ese incierto dominio hay opciones diversas y variantes que deben ser aceptadas como manifestaciones de la rica diversidad humana”.

    "Porque, en lo que se refiere a la homofobia, la izquierda y la derecha se confunden como una sola entidad devastada por el prejuicio y la estupidez. No sólo la iglesia católica y las sectas evangélicas repudian al homosexual y se oponen con terca insistencia al matrimonio homosexual"...

    ResponderBorrar
  2. Toda la razón. Imposible formar parte de una iglesia que te dice en la cara que lo que tu eres, tu esencia, es algo diabólico. Y que decir de integrar un partido político que sistemáticamente coarta tu libertad... ¿tirado de las mechas no?
    Habría que barrer con todos los viejos conceptos y prejuicios estúpidos.

    ResponderBorrar
  3. Para serte sincero, nunca me habia detenido a leer tus comentarios, y hoy lo hice. Y me gusta la manera en que compartes tus pensamientos. Keep the great work!!!

    "Desde Los Angeles, kiss,kiss"

    ResponderBorrar
  4. Muchas gracias por detenerte a leer los mensajes que acompañan mis ilustraciones. Siempre trato de comunicar lo que pienso de una manera complementaria a la imagen.

    Muchos saludos desde Chile, kiss,kiss

    ResponderBorrar